Invitamos al Doctor Julio Haag (MMN 63042) al #ConsultorioWiri. Especialista en clínica médica y experto en enfermedades respiratorias, hablamos con el Doctor Haag sobre el tabaquismo en la Argentina y todas sus secuelas, además de cómo afecta el Covid-19 al sistema respiratorio y la importancia de las vacunas.

Hasta la llegada de la pandemia a la Argentina se calculaba que más de 341.000 personas perdían su vida cada año a causa de enfermedades respiratorias. Desde la llegada de la pandemia este tipo de patologías cobraron un protagonismo en la agenda sanitaria como nunca antes. Si bien cuando sucedió el brote de la gripe A, en el año 2009, quienes poseían diagnósticos del tracto respiratorio estuvieron alerta, el nuevo virus les trajo un panorama inédito y hasta desolador.
El doctor Julio Haag es especialista en clínica médica y en vías respiratorias formado en los hospitales Posadas y Muñiz. Haag es jefe del área de neumonología del hospital César Milstein (ex Hospital Francés), institución en la que se desempeña hace más de 25 años. Además, el doctor Julio Haag atiende de forma en su consultorio particular y es Jefe de Trabajos Prácticos de la cátedra neumonología de la Universidad de Buenos Aires. Desde hace más de un año, este experto en enfermedades crónicas respiratorias, se encuentra en la cartilla de Wiri Salud. Por toda su trayectoria y experiencia, es el profesional indicado para consultar y así comprender todo sobre enfermedades respiratorias.
¿Cómo definirías a tu especialidad que es la neumonología?
Las enfermedades que se abordan en neumonología tienen las características de responder a síntomas muy terribles como lo es la falta de aire. Sobre todo, a partir de patologías como el asma bronquial y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, también conocida como EPOC. Sobre esta última, en el 90% de los casos su causa principal es el tabaquismo. Además, en los últimos años, más bien décadas, aumentaron la cantidad de consultas a causa de la polución ambiental, cambio climático y el aumento de tabaquismo. Desde el año 2020, como si fuese poco, se sumó el COVID-19.
“El 90% de los casos de EPOC son causados por el tabaquismo. Hay que tener en cuenta que entre un 25 y un 30% de la población es fumadora y eso es mucho. Por eso hay que seguir insistiendo con las campañas anti tabaco”
Dr. Julio Haag
¿Cómo describís el panorama actual del tabaquismo en Argentina?
Si uno mira años atrás, cuando no había ningún tipo de control en la publicidad y se permitía fumar en cualquier espacio, todo era muy diferente. A medida que fueron cambiando las políticas públicas comenzaron los cambios. Sin embargo, en nuestro país aún fuma un porcentaje muy alto de la sociedad, sobre todo adolescentes. La cuenta hoy se aproxima a un 25 a 30% de población fumadora y eso aún es mucho. Por supuesto, las campañas que se hicieron funcionaron, pero todavía son millones los fumadores activos.
“Los vaporizadores son malos y no están aprobados ni por la A.N.M.A.T ni por la F.D.A”
Dr. Julio Haag
¿Qué sucede con los vaporizadores? ¿También se considera tabaquismo a la dependencia de estos dispositivos electrónicos?
Los vaporizadores también son malos y es importante aclarar que no están aprobados ni por A.N.M.A.T ni por la F.D.A. Estos dispositivos provocan patologías respiratorias y no sabemos cuáles son las sustancias que son vaporizadas y, por tanto, respiradas. Además, ya se registraron casos de personas jóvenes con enfermedades respiratorias graves como fibrosis a causa de este hábito. Por estas razones, desaconsejamos el uso de vaporizadores ya que, en definitiva, consiste en calentar una sustancia que se inhala y que también provoca una inflamación bronquial. Dicho en otras palabras, son algo similar al tabaco solo que cambia el formato.
Mencionaste como enfermedades respiratorias más frecuentes al tabaquismo, asma y EPOC ¿Hay alguna de las tres que puedas mencionar como la más recurrente?
Asma y EPOC están muy a la par. La idea general es que estas dos patologías están relacionadas. Por ejemplo, los niños y niñas asmáticos de nacimiento, si en la adolescencia comienzan a fumar, es muy probable que luego lleguen a EPOC. El concepto principal es que el asma bronquial es irreversible pero que, con la terapéutica actual, se puede controlar bastante bien y los pacientes pueden tener una vida normal. Sin embargo, EPOC y tabaquismo son enfermedades crónicas pero que se pueden prevenir. Por eso hay que insistir con las campañas anti tabaco ya que este consumo genera una dependencia que deriva en un diagnóstico que requieren tratamiento para siempre. Hay que decir también que el tabaco tiene un impacto sistémico que no ataca solo las vías respiratorias, también deteriora la calidad de vida por la falta de aire y se pierde masa muscular, entre otras consecuencias.
¿Qué pasa con los ex fumadores?
Ellos también deben hacer chequeos. No todos los fumadores sufren enfermedades crónicas, pero aproximadamente un 10 o 20% son diagnosticados con EPOC. Por eso, todos deben hacer controles y lo que más pedimos es una espirometría que consiste en soplar a través de una computadora para ver la capacidad pulmonar. Si esto está normal entonces no hay secuelas. Si se verifican señales se pide una tomografía computada para evaluar el estado.

Entonces sabemos que el asma es una enfermedad de nacimiento, el tabaquismo surge principalmente en adolescentes y jóvenes adultos ¿Cuáles son los tiempos del EPOC?
Suele aparecer luego de los 40 años tanto en hombres como mujeres porque, desde la década del 80, las fumadoras lo son tanto como los varones. Pero, en general, la prevalencia de EPOC es por arriba de los 50. Hay personas que hace 30 años que fuman y nunca se controlaron. Suele suceder que la enfermedad está en silencio y la van llevando, hasta que un día aparecen los síntomas, consultan y surge el diagnóstico.
¿El EPOC tiene como única causa al tabaquismo o puede haber otros factores que influyan como, por ejemplo, la contaminación?
El 90% de los diagnósticos es por causa de tabaco. También puede surgir por casos de humo en el ambiente, se trata de personas que conviven en su trabajo o en el hogar con fumadores. Otro factor puede ser la aspiración del polvillo en espacios laborales, polución ambiental y demás, pero son una minoría.
Hablemos de COVID-19, pero vayamos un poco atrás en el tiempo…
Cuando el virus llegó a Argentina, en marzo del 2020 ¿Cuáles fueron las inquietudes de tus pacientes y como fue tu experiencia como profesional de una especialidad tan afín a la pandemia?
Por supuesto, nosotros siempre estamos conectados con las sociedades y comunidades médicas de otras partes del mundo y revisamos la información. Además, intercambiamos ideas sobre los hechos que ocurren con colegas del exterior. Si me remonto a marzo del año pasado mirábamos cuando iba a llegar y nos informábamos, pero recién cuando llegaron los primeros pacientes comenzó la real experiencia. Ahí vimos en primera persona lo que observábamos a distancia, la evolución de la enfermedad y lo que les pasaba a las personas que contraían la enfermedad, sobre todo quienes se hospitalizaban.
Hoy, después de un año, usamos medicamentos que ya sabemos que sirven como corticoides, oxígeno y antibióticos con solución bacteriana. Desde lo humano, vivimos algo muy triste en cuanto a la relación médico – paciente. Los veíamos internarse solos, sin sus familias, y muchos, por desgracia, partieron.
En las instituciones que trabajamos estamos todos en contacto entre nosotros, nos ayudamos, vemos cómo va la situación y que podemos aportar para que todos funcione mejor. Pero el problema es que este virus tiene una capacidad de mutación y de cambio tan importante que si hoy miro hacia el 2020 estamos peor. El motivo es que las nuevas cepas son muchísimo más agresivas y provocan insuficiencias respiratorias mucho más graves. Por supuesto que, desde el punto de vista psíquico, toda la población sufre la pandemia y sus consecuencias. Se entiende entonces el cansancio por el encierro y las restricciones, pero como profesionales necesitamos que se cuiden para no llegar al hospital.
Si tuviésemos un tratamiento eficiente todo sería distinto, sin embargo, no es así. Este virus ataca las vías respiratorias, el sistema neurológico, el sistema renal y deja secuelas importantes incluso en personas jóvenes. A medida que pasa el tiempo aprendemos, pero las consecuencias serán muy fuertes. Además de la cantidad de muertos hay tener en cuenta el número de pacientes que habrá que controlar a futuro, que serán muchos. Por todas estas razones se insiste con los cuidados. Y porque, al momento, las únicas soluciones son todas las vacunas de todos los laboratorios y, por ahora, no tenemos la cantidad de dosis que quisiéramos.
“Los médicos, desde nuestro lugar, miramos la comunicación sobre la pandemia, las discusiones políticas y el comportamiento social. Hay momento que nos agota y nos angustia porque, en definitiva, los que cargamos con la enfermedad, el dolor y la muerte de los pacientes somos nosotros”.
Dr. Julio Haag
El año pasado se habló mucho de pacientes de riesgo como aquellas personas de determinado grupo etario o con determinadas comorbilidades ¿Qué dirías hoy del concepto “paciente de riesgo”?
Yo lo clasificaría en tres: Riesgo leve, moderado y grave. El leve somos todos. Moderado lo indicaría a partir de 60 años. El riesgo grave son personas con patologías serias como trastornos cardiovasculares, hipertensión y diabetes y, por supuesto, respiratorias como EPOC o asma de moderada a grave no controlada. Pero sí, el riesgo es generalizado. El impacto del COVID-19 es gravísimo porque lo que estamos viendo es muy superior a lo que esperábamos y nos empezamos a acostumbrar a las cifras elevadas de muertos. Mientras tanto, nosotros desde nuestro lugar, miramos la comunicación sobre la pandemia, las discusiones políticas y el comportamiento social. Hay momentos que nos agota y nos angustia porque, en definitiva, los que cargamos con la enfermedad, el dolor y la muerte de los pacientes somos el equipo médico.
“En relación a las vacunas contra el Covid-19 lo más importante que hay que decir es que todas son útiles. Si tuviera que dar un mensaje a la población sería que más allá de todo se vacunen con la dosis que les ofrezcan, ¡No pierdan esa oportunidad!”
Dr. Julio Haag
Es fundamental hablar de vacunas ¿Qué nos podés decir en relación a inoculación para gripe, neumonía y, por supuesto, COVID-19?
La vacuna antigripal está enfocada principalmente para adultos mayores de 60 años. Tanto la antigripal como la de neumonía también está indicada para personas con enfermedades crónicas como diabetes, asma, EPOC, insuficiencia cardíaca e hipertensión, entre otras. Las vacunas previenen infecciones y, en el caso de la neumonía, provoca anticuerpos para el germen neumococo, que, a decir verdad, es una familia de gérmenes. La antigripal se aplica todos los años y, en cambio, la de neumonía, según el tipo de paciente, se aplica un refuerzo cada 5. En relación a las vacunas contra el COVID-19 lo más importante que hay que decir es que todas son útiles.
Si bien es cierto que fueron aprobadas con mucha velocidad, y que aún hay mucho por investigar, hoy es la única solución que tenemos. Las vacunas bajan la incidencia grave de enfermedad y, en los países donde se ha vacunado mucho, se observa un considerable control del contagio y de circulación del coronavirus. El mensaje definitivo para la población es que, más allá de todo, se vacunen con la dosis que les ofrezcan ¡Que no pierdan esa oportunidad!
Producción: Equipo de Marketing Wiri Salud
Entrevista: Fernanda Santágata
Agradecemos al Doctor Julio Haag MN 63042
